CULPABLE EQUIVOCADO, ME ROBÉ LOS LIBROS...

JA JA JA… la cibernética no pudo curar la soledad...
Te encargo para mañana te despiertes y escribas lo que soñastes, no se trata de un capricho.
Alguién recuerda el recuerdo…?
Alguien se acuerda de las yemas de sus dedos hace 15 años atrás?. Y si alguna vez creí que mis palabras iban a llegar a tus ojos, nunca pensé que las frases se diluyen en el tiempo, las palabras envejecen de grafo, y se transforman en binarias. La cocina de Mamá murió con mamá, los anteojos de papá, anduvieron tirados en unos cajones hasta hace pocos años. Y pensar que escribía con hambre de amor y nada más… y que nunca me robé el disco de Fabini, que si me llevé varios libros maestra de 6º…Nunca me los reclamó… Si maestra, como no se dio cuenta que yo era el gordito tímido que se encerraba a leer en su casa con el pretexto de imaginar ser el galán de novelas de gas oil. Era yo el que robaba los libros de poemas y de cuentos. Así un día me llevé a Horacio Quiroga a mi casa y usted ni cuenta… Le di de comer, conversamos nos hicimos amigos, pasó el tiempo y ni pensar que ya no estaba en su biblioteca de 6º grado. Y por esas cosas del destino la niñez me traía el alma con error de imprenta y me dejaba el asma ahí mismo en los bronquios, las tardes acostado sin entender porque en el mundo no había aire para mí. Pero bueno. Me llevé la poesía. Y dejé todas esos sermones de que no debía hablar en clase. De que no se podía pensar, solo escuchar y repetir dieciocho de julio, veinticinco de agosto… lalalala… Igual lo bien que me hizo llevarme los libros de un cajón sin alma. Destinado a peinar ovejas para el futuro. Hoy le puedo decir que si me reclamara aquellos libros. Le diría que los vaya a buscar en la costa del río, o entre la ropa de la gente. Anímesé maestra . Desnude a cada uno de los que caminan en la calle. O busque encima de los techos en las noches de niebla, no sabría decirle donde encontrarlos. Porque yo aprendí a ser libre, y ellos también.