viernes, 25 de noviembre de 2011

Caer en la misma

He terminado por aceptar que ya todo aquello que escribas no es mas que un gasto estúpido de las palabras y del tiempo. Que no puedo entender el lenguaje de las langostas, que los maniquíes no hablan por mas piel de gallina te haya puesto el tango. Que la leche condensada no es igual a la leche en polvo. Que que que que qué? No hay una absolución de lo escrito jamás, porque las léxicas entreveradas con vestidos sinonimales no podrán hacerte felíz por mas que lo intentes en un pinball y peor aún tratando de reconstruir tu vida en la bola extra. He decidido dejar de escribir. Lo más paradójico de todo es que lo hago volviendo a escribir. Parece un partido de futbol en blanco y negro. La lejanía del pasillo de mi casa con la vista borroneada y caminando con aquellos calzonsillos blancos de tela que mi madre compró fiados en la tienda que estaba frente a las maquinitas de video. Según mis cálculos esotéricos y no renales tendría que terminar diciendo me siento una mierda. Pero parece que me rehuso a eso. Entonces busco otra senda , otro camino supuesto a toda esta retretería. Esta bien; escribe computadora, motos, cultura imaginaria del deshecho.