miércoles, 19 de mayo de 2010

EL SUEÑO DEL ESTAR VIVO O SOÑANDO.

Tengo la necesidad de decir algo. Un montón de cruces de piernas buscando respuestas. Anoche me encontré con tu auto estacionado fuera de tu casa. Le pregunté si podía intervenir para que te enamoraras de mí. Me dijo que él solo era motor y movimiento y que a las almas humanas no las entendía. Anoche busqué entre los contenedores de basura un corazón, algo que pudiera tocar. Me cansé y dormí en una cuneta luego de hacerme invisible. Y era felíz. Nadie me veía. No veía a nadie. Entendí que la vida no era uno ni dos ojos mirando. Me dí cuenta de el universo que llevamos adentro de nosotros. Así anduve vagando por mis recuerdos, me tocaba el paso del tiempo, me reía adentro de un útero, hacía cosquillas en tu vida Mamá. Anduve contando velitas de cumpleaños en cajones de un mueble viejo. Me sentía vivo. Aunque siempre dudaba, y como chispas me despertaba . Pensaba si pensar es realmente un trabajo de la mente. Anoche sudé, soñé, viajé por mis venas hasta sentirme lejos de mi mismo. No ero yo y eramos todos yo mismo. Era yo el que respiraba oxígeno en aquel hospital. Era yo el que te desnudaba con la paciencia de las nubes. Era yo el que estaba ahí esa mañana llorando con mi bolso armado y un mapa borroso dibujado en el espacio vacío. Le pregunté a las luces de sodio: Donde estoy?. De repente se diluía todo cuando parpadeaba y muy extrañamente pensaba si mis ojos claros fueron la frase de las señoras de mi niñéz de que hermosos eran por que mis ojos estaban en la desdicha, por qué veían miseria. Anoche comprendí entre mis rodillas lo que pesa el existir.