martes, 16 de julio de 2019
lamentaremos
Lamentaremos mucho no haber presenciado una generación completa por
haber agachado la vista ante los teléfonos móviles. Nos arrepentiremos
de habernos aferrado a millones de imágenes con frases creyendo la
salvación de nuestro destino. Maldeciremos las horas los días y los años
gastados en tratar de comprender ideologías sin siquiera haber
intentado abrazar el presente de las cosas. Pagaremos el precio más caro
por habernos distraído del aire de vida que nos quiso acompañar. Saldaremos
las deudas de un planeta enfermo y contaminado por nuestra avaricia,
por nuestra división. Leeremos entre líneas la verdad en el final de los
tiempos con el sabor amargo de haber sido la generación genéticamente
modificada. Huiremos de toda responsabilidad. Cerraremos cada uno de los
sentidos por vergüenza, por el error de habernos comparado externamente
hasta el hartazgo. Dejaremos de respirar por el simple hecho de haber
entregado el aire al progreso, por haber regalado la sangre a la
competencia absoluta , por olvidar el corazón, por dormirnos en el
nacimiento de una nueva era.
jueves, 11 de julio de 2019
Le dimos al avance de la tecnología el más preciado de nuestros tactos. El de las caricias. Y le entregamos nuestros dedos a la pantalla, y perdimos el sentir de manos tocando manos, el de manos rozando pómulos. El más exquisito y dulce placer de poder estar enredando mis anulares y meniques en tus cabellos mientras aprieto este frio vidrio entre mis manos escribiéndote estas ciegas palabras.
Fue ayer o mañana o quizás hoy hace un instante que como si fuese otra vida y no la mía que al cruzar la calle fui atropellado por la soledad. Y al contrario de ser aplastado por un automóvil me sentí inundado por un dolor más dulce, el de la nostalgia. No hubo huesos rotos, no hubo sangre, solo esta sensación de estar en un salón repleto de espejos. Un salón lleno de vidrios que deberían haberme reflejado, pero en el cual no pude verme a los ojos. ¿será que el vacío no tiene rostro? ¿Será que la lejanía no deja divisar un cuerpo? Y si fuese así, ¿Qué tan lejos estaban esos espejos? Y si no hay conjugación de tiempo ¿por qué estoy hablando de un supuesto pasado? ¿No será que en este preciso instante la soledad sigue atropellándome? ¿O quizás me toque mañana? Si fuese así, ¿Por qué anticipo esta sensación? En todo caso lo más anecdótico de todo es poder haber reconocido este accidente que me rebota y me comprime el corazón. O me rebotó o me rebotará sin tener claro aún el momento justo que fui soy o seré aplastado por la soledad.
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