miércoles, 14 de diciembre de 2011

Despertar

Hoy es el momento, o no. Me vuelvo un extraño demoledor del tiempo. Como si fuera un sorbo de tres segundos para pensar que te extraño aun sin recordar tu nombre, como si fuera el aniversario del "¿Que estás pensando? ". Como el tacto de una cajita musical rugosa que no suena en el fin de los tiempos. Me busco en tripas y huesos y nada, me busco en fotos y nada, me busco en sueños rotos dispersos en cuadernos y ni rastro de lo que soy. Mi nombre es un obsoleto de letras ahora mismo. No recuerdo ser hijo, ser padre. No puedo ser reflejado en ningún espejo en ningún vidrio de este universo. Contraigo los pulmones como en una respiración pero no es oxígeno lo que entra en mi ser. Me extraña algo en mi zona media pero no podría decir que es dolor, pues no recuerdo su sensación. La misma secuencia de movimiento de mis palabras escritas no las comprendo. Muevo mis dedos en la inercia de una tabla negra con botones frente a una pantalla que suena y tiene un vacío gigante e infinito de amor. Me muevo sin ser ni saber, me muevo como un pez que aletea su cola en la costa para no morir ahogado al lado del agua. No soy. No entiendo. No Quiero ser entendido. No sufro, no veo el mas allá. No recuerdo pero me siento un recuerdo mismo todo yo. Espero el maldito rectángulo me deje decir todo sin cortar estas palabras. Prendo un cigarro. Intento recordarte. Me recuesto en la silla. Esto no es nada. No es literatura. No tiene fines. Se pasea sin sentido por mi propia inexplicabilidad. Esto es solo la introducción a algo. No se qué. Algo que viene abriendo puertas de colores en un mundo descoloreado no descolorido. Mundo que no se llama mundo. Pasaje al nuevo universo. Puerta del alma.